enero 16, 2011

Un fósil viviente: el Ginkgo bilova

 



El árbol del Ginkgo es el único representante vivo del orden de las Ginkgoales, un grupo de gimnospermas compuesto por la familia Ginkgoaceae, consistente en cerca de 19 miembros, con sus más antiguas hojas fósiles fechadas hace 270 millones de años atrás, en el período pérmico, así que en la era de los dinosaurios (jurásico hace 213 millones de años) ya existía. Las hojas fósiles y los órganos vegetativos muestran que en ese tiempo había al menos dos especies. Durante el jurásico medio hubo un gran incremento en especies, con una diversidad máxima durante el período cretáceo (hace 144 millones de años), en áreas conocidas ahora como Asia, Europa y Norte América. Fue común y estuvo diseminado por largo tiempo.Debido a cataclismos geológicos, tan solo quedaron tres especies (Ginkgo adiantoides, Ginkgo jiayinensis y Ginkgo gardneri) en el terciario (hace 65 millones de años). La extinción de los dinosaurios como dispersores potenciales de las grandes semillas puede también haber influido en esta declinación, que está aparejada con los registros de fósiles.
Hace cerca de 7 millones de años el Ginkgo desapareció del registro fósil de Norte América. Desapareció de Europa hace como 2,5 millones de años atrás
Los descubrimientos fósiles muestran que el Ginkgo prevaleció bajo climas húmedos y moderadamente calientes desde la era mesozoica. .

El Ginkgo, con sus ramas extendiéndose rígidamente ramificadas y con sus hojas curiosamente modeladas, es un árbol de gran distinción y dignidad en su apariencia. La historia humana parece insignificante cuando se compara con la genealogía de este árbol que, ahora, permanece en los jardines y a lo largo de las calles de la ciudad creadas por el hombre que apareció millones de años después. Como señala el paleobotánico Sir Albert Seward (1938): "Apela al alma histórica: lo vemos como un emblema de la inmutabilidad, una herencia de mundos demasiado remotos para que nuestra inteligencia humana comprenda, un árbol que tiene en su custodia los secretos del inconmensurable pasado." (Li HL 1956).
En Rosario se los puede apreciar en la plaza Libertad y en el Parque España. En su adultez puede alcanzar los 30 metros de altura.

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